Saturday, November 19, 2011

Un balde de Legos

Imagínense que ustedes reciben esta Navidad de regalo un balde de piezas de Lego. ¿Qué es lo que pueden hacer? Si tenemos piezas especiales podremos hacer modelos más especiales. Por ejemplo, si tenemos una hélice, nuestro avión de Lego será mucho mejor. Si por el contrario nuestro balde solo tiene piezas cuadradas de 1x1 por más imaginación que tengamos no podremos hacer gran cosa.
Los países pueden ser entendidos como baldes de Legos. Algunos tienen muchas piezas distintas y otros tienen pocas piezas. Por ello, algunos pueden hacer de todo y otros sólo producen unos pocos bienes. En el Perú no hacemos autos o celulares, pero si cereal en caja, muebles, entre otros.
Ricardo Hausmann, profesor de la Universidad de Harvard, sugiere en un reciente libro (Atlas de la Complejidad) que los países que pueden producir cosas más complejas son los países ricos. Lo más interesante es que muestra que los países con un nivel de complejidad mayor que el que se esperaría dado su nivel de ingreso, crecerán más en el futuro. Por ejemplo, el crecimiento per cápita esperado para Perú en los siguientes 20 años es de 2.3 por ciento por encima del 2 por ciento de Chile.
Cada individuo tiene un cierto nivel de conocimiento acumulado. Hay distintos tipos de conocimiento que uno puede acumular. Por ejemplo, yo soy un inútil para arreglar las cosas que se malogran en casa, pero cocino, sin embargo, dicto clases de economía. Uno podría clasificar a las personas por dichos conocimientos. Hausmann sugiere hablar de person-bytes. Es decir, unidades de información y conocimiento alojados en una persona.
Cada persona tiene una cierta capacidad de hacer cosas con el conocimiento que ha acumulado. Si una economía tiene muchas personas con el mismo conocimiento seguramente no podrá hacer muchas cosas. El progreso de las naciones está asociado a poder acumular muchos person-bytes. Ese conocimiento especializado permite hacer más cosas complejas. Pero no podemos olvidar que además de conocimiento se necesita organización. Puedo tener un equipo de talentos que podrían hacer una innovación, pero puedo tener reglas que no fomenten el trabajo en equipo y no saque nada más que lo que cada uno por separado puede dar.

Publicado en El Comercio Noviembre 19, 2011

Saturday, November 05, 2011

La pieza que falta

Si uno tuviera un incendio en la cocina de la casa nunca se nos ocurriría ponernos a regar primero las plantas. Eso es lo que están haciendo los jefes de Estado europeos frente a la crisis de deuda soberana que tienen encima. Saben cuál es el problema y que es lo que corresponde hacer para resolverlo, lo único que falta es ponerlo en práctica. Me recuerda a esa persona que bebe demasiado y va al doctor quien luego de conversar con él le dice con voz severa "usted tiene que dejar la bebida". El tipo sale desolado del consultorio entra a su auto y dice aliviado, "por suerte el doctor no me dijo desde cuándo".
Vienen pateando desde Mayo del año pasado la solución. Le dieron un poco de plata a Grecia para no resolver nada. El Banco Central Europeo compró bonos de los países periféricos de la Eurozona pero no se compromete a seguir haciéndolo. Les piden a los bancos que están mal en las pruebas de estrés que consigan más capital, pero el Banco Dexia quebró y tuvo que ser nacionalizado a pesar de haber pasado con la mejor nota dicha prueba la semana previa. Esto se llama procrastinar. Dejar para mañana lo que se debería de hacer de una vez. Es cierto que la toma de decisiones implica consensos complejos de obtener pues hay 17 presidentes en la mesa, aunque es claro que Alemania y Francia cortan el jamón.
Europa ya entró en recesión este trimestre y lo que viene el 2012 es una profunda crisis. Esto puede implicar un punto menos de crecimiento global y por ello se hace urgente localmente mover la pieza que falta. El MEF ya mandó un par de salvavidas pequeños pero lo que hace falta es al Presidente saliendo a resolver la potencial parálisis de la inversión privada frente a un escenario internacional claramente desfavorable.
Si el Presidente no consigue destrabar y poner en marcha dos proyectos mineros grandes la inversión privada que ya crece a menor ritmo se paralizará. En ese escenario la economía peruana crecerá el 2012 en no más del 3.5%.
No imitemos la inacción europea. No hay porqué esperar a ver peores cifras aquí. Hoy es cuando corresponde actuar sobre la pieza que realmente mueve la economía peruana: la inversión privada. Hasta hoy nadie en el gobierno se atreve a promoverla sin vergüenza.

Publicado en El Comercio, Noviembre 5, 2011