Friday, August 29, 2008

Pensiones para microempresas

El titular de ayer de este diario señalaba que las micro y pequeñas empresas se incorporarían al sistema de pensiones. La razón de tremendo titular era que una comisión conformada por el MEF, la SBS y la ONP estaban ultimando los detalles del reglamento de la Ley MYPE, ley que fue parte del paquete de decretos legislativos de junio. Se establece en el informe de la comisión que los trabajadores de estas microempresas podrían pagar 15 soles al mes y el Estado aportaría una suma similar para de esta forma apoyar la inclusión de un millón ochocientos mil nuevos afiliados al sistema previsional. Obviamente que faltan detalles para poder evaluar con seriedad la propuesta pero quisiera presentar algunos puntos que me parece importante mencionar antes de embarcarnos en un subsidio de semejantes proporciones.

Un primer punto es si es que el Estado realmente quiere ahorrar recursos debería forzar a que los trabajadores de las microempresas se inscriban en el sistema privado de pensiones que puede a través de una mayor rentabilidad permitirle al Estado un menor subsidio. Al menos podría generar una mayor pensión con la misma contribución estatal.

Un segundo punto es que la ley de MYPEs establece un mínimo de años de aporte para poder obtener el subsidio. Es decir, sólo aquellos trabajadores que se inscriban siendo jóvenes y se mantengan aportando podrían hacerse acreedores del subsidio del Estado. Hicimos números para ver cuanto podía representar el costo del aporte estatal sólo a aquellos trabajadores de las MYPEs que estén entre los 20 y los 39 años y por lo tanto podrían alcanzar el mínimo de número de aportaciones que establece la ley. El costo anual para el Estado estaría en el orden del 0.75 por ciento del PBI (unos 1,300 millones de soles al año) aunque se iría reduciendo terminando en 20 años a representar algo más que el 0.5 por ciento del PBI. Esto no es poca plata pero habría un gran avance en materia de cobertura previsional.

Un tercer punto es quienes quedan al margen. Para empezar los trabajadores que ya tienen cierta edad (40 años o más) y que no podrían acumular suficientes derechos para jubilarse bajo este esquema. En este grupo hay personas que aún no están en edad de jubilarse (menores a 65 años) pero también otro grupo de personas mayores a 65 años que siguen trabajando porque no les queda otra opción. Finalmente, un grupo que está de alguna manera siendo ignorado por la ley son aquellos adultos mayores que no trabajan pero que tampoco tienen pensión. Si se estableciera un apoyo de parte del Estado a estos grupos el aporte estatal sin duda pasa a estar en niveles absolutamente inmanejables (más de 5 por ciento del PBI al año).

Un cuarto punto para esta discusión es cuantas MYPEs realmente están en capacidad de aportar al sistema. La ley habla que los trabajadores deberían recibir salarios mayores o iguales al mínimo. Cuando uno mira al universo de las MYPEs hay un gran número de ellas que más bien pagan salarios por debajo del mínimo y por lo tanto cumplir con esta norma es demasiado oneroso. Según cálculos propios a lo más un 40 por ciento de las MYPEs podría estar en esta categoría.

Como vemos el reto es enorme. Una pregunta final para los diseñadores de esta política: ¿es mejor subsidiar al trabajador MYPE antes o después de que se jubile? Es decir, ¿no es más eficaz un programa de pensiones sociales dirigida a las personas mayores a 65 años en condición de pobreza?

Publicado en El Comercio, Agosto 28, 2008

Thursday, August 21, 2008

Memorias que matan

No hay banquero central en el mundo que hoy no comparta la misma preocupación de quien hace las compras en su casa. La inflación es un fenómeno en todo el mundo desde Vietnam hasta Perú pasando por casos extremos como el de Zimbabwe que tiene más de once millones por ciento de inflación al año, y se prevé que pronto supere los ¡50 millones por ciento al año! Obviamente que en el mundo ya no hay muchos países en la crítica situación de esta última nación pero las tasas de inflación superiores al 5 por ciento están por todos lados. Incluso varios de los países que creyeron haberle dicho adiós definitivo a tasas de inflación de dos dígitos están pasando exactamente por ese difícil trance.

Los bancos centrales en el mundo tienen varias formas de impedir que esta situación inflacionaria se torne aún más compleja. Para ello un grupo cada vez mayor de países optó por utilizar lo que en inglés se conoce como “inflation targeting”, que en español sería utilizar metas de inflación. Lo central de este esquema es que el Banco Central busca que quienes tengan que fijar nuevos precios de sus respectivos bienes o servicios en la economía utilicen como referencia la meta a la cual se compromete el Banco Central. Es decir, si la autoridad monetaria señala que la inflación de los próximos años será 2 por ciento y no tengo razones para creer que eso no va a ser cierto entonces elevaré los precios de los productos en 2 por ciento. Es decir, el anuncio de una meta de inflación sirve como una guía para la fijación de nuevos precios. Es un típico mecanismo que permite “anclar” expectativas, es decir, que todas las personas o las empresas coinciden en esperar algo similar en lugar de que cada uno piense algo distinto.

El problema que hoy enfrentan los banqueros centrales es que eventos externos han disparado los precios de un grupo de bienes de la canasta de precios. Este hecho ha sido suficiente para que un grupo de personas y empresas piensen que los elementos más importantes para la fijación de precios futuros están más bien asociados a la memoria inflacionaria en lugar del compromiso del BCRP. Hasta hace un tiempo en el Perú el BCRP gozaba de esa credibilidad y primaba el componente de credibilidad de la meta inflacionaria. En un estudio econométrico que hicimos se observa que desde hace un tiempo ya pesa más la memoria inflacionaria que la confianza en que el BCRP alcanzará su meta inflacionaria.

Este hecho podría explicar los motivos de que ahora se adopte una acción tan decidida de parte del Banco Central y también de parte del MEF. Si hay algo que las autoridades no quieren tener es un escenario en el que su credibilidad es cuestionada. Buena parte de la efectividad de la política monetaria esta estrechamente relacionada a si las palabras y compromisos de las autoridades son tomadas como relevantes en la toma de decisiones empresariales o si estas son sustituidas por la expectativa de una mayor inflación.

Un riesgo típico en el manejo de la política monetaria es actuar a destiempo. En el 2007 se actuó con menos intensidad porque el escenario que se tenía para el 2008 era que buena parte de la inflación era reducida por la contracción de la economía mundial. Hoy nos corremos el riesgo a sobre actuar pues buena parte de la contracción mundial se está dando a partir del segundo semestre del año. Por eso dicen los que saben que ser banquero central es medio ciencia y medio arte.

Publicado en El Comercio Agosto 21, 2008

Thursday, August 07, 2008

Ni rentabilidad, ni información, sino comisión

No hay peor cosa en una mañana fría de invierno que enterarse que no había agua caliente una vez que uno está en la ducha y el chorro implacablemente ya te sacó hasta el último rastro de sueño que tenías. Frente a dicho evento uno puede optar por alguna de estas tres alternativas: (i) aguantar hasta que el cuerpo se acostumbre y bañarse como corresponde, (ii) bañarse como si uno estuviese batiendo un record olímpico de baño acelerado, o (iii) esperar pacientemente a que el agua esté caliente.

Empiezo así porque recibo muchas consultas de personas que están desconcertadas por el decepcionante resultado de los fondos de pensiones administrados por las AFP. Luego de un año de gloriosas rentabilidades no hay fondo que no haya perdido plata este año. Inclusive aquel que se vende como fondo para proteger el capital para aquellos que están próximos a su edad de jubilación ha perdido valor. Esto por sí sólo resulta inaceptable. Sea como fuera, lo cierto es que muchas personas empiezan a pasar de sentirse enfadadas a estafadas.

Todos preguntan ¿qué hacer? ¿Vale la pena reconocer las pérdidas y pasarse a un fondo aparentemente más protegido? Como siempre no hay una única respuesta pues mucho depende de la evaluación que cada persona hace del riesgo de su inversión. Muchos preferirán una larga ducha fría para recordar que así como se gana, igual se pierde y que lo que interesa es el largo plazo. Otros no van a querer quedarse un segundo más en el agua helada de los bajos retornos y saldrán despavoridos. Muchos otros que estaban pensando en poner aportes voluntarios optarán por esperar que el mercado esté otra vez caliente.

Pero el tema de la rentabilidad no es el único que se está moviendo en el mercado previsional. Para empezar me resultó curioso la decisión de la AFP más reciente en el mercado de subir su comisión. Esta AFP que de alguna manera logró refrescar el tema de la competencia al entrar con la comisión más barata seguirá teniendo dicha posición aunque ahora de manera claramente marginal. El otro dato es que los traspasos que hace un par de años llegaron a la cifra record de 70 mil al mes, hoy son algo más que 20 mil al mes. ¿No que se iba a promover la competencia con los traspasos por internet? Lo único cierto es que se redujo el número de promotores de un poco menos de 6 mil hace dos años a 2 mil. Claro, el boom económico parece que ha ampliado el mercado para las AFP pero ¿se acabó el incentivo por hacerse de más afiliados? ¿Cómo van a responder el resto de AFP a esta movida, subirán también sus comisiones decretando que la guerra por afiliados hace rato que se acabó?

Para completar la ducha fría los recientes rumores de malas prácticas y de sanciones que no terminan de hacerse públicas añaden mayor sensación de malestar. No ha habido un pronunciamiento público claro de parte de CONASEV o de la SBS al respecto. Inclusive los pedidos de algunas AFP para que se haga un deslinde a caído en saco roto. No hay comentarios claros al respecto. Sólo un tibio todo está bajo investigación y se llegará hasta las últimas consecuencias. ¿Suena conocido, no?

Publicado en El Comercio, Agosto 6, 2008