Thursday, March 30, 2006

Escenarios electorales

No hay nadie que no quiera saber la última encuesta, el último dato, el último chisme sobre las elecciones. Para muchos esta elección presidencial representa un grado de incertidumbre pocas veces visto. La vez pasada cuando fue elegido Toledo para muchos no había mucho de que temer pues muchas caras conocidas acompañaban al presidente. Inclusive el presidente tenía un discurso populista pero más tradicional: ofrecía a manos llenas en medio de un país en recesión. Hoy sin embargo, el temor es mayor pues por un lado las caras que hemos conocido en la campaña preocupan y por otro el discurso populista está teñido por una postura de reivindicación por las buenas o por las malas. Del otro lado, la primera mujer que podría ser presidenta ha tenido muchos problemas en transmitirle a la población más pobre del país que su plan está enfocado en atender los problemas de ellos. De cara a una población que tiene serios problemas de comprensión básica según lo que revelan los resultados de las encuestas de calidad educativa, los mensajes han sido extremadamente complejos.

Lo que más nos preocupa son los problemas de gobernabilidad que cualquiera de los dos candidatos tendrá que enfrentar si es que recibe el favor de los votos. Por un lado, Lourdes Flores deberá sentarse desde el primer día con todos para lograr el apoyo en la implementación de un plan decididamente a favor de otorgar más oportunidades a los pobres. Ella no podrá esperar una mayoría en el Congreso, o un mandato claro para realizar un programa de reformas de difícil aprobación en el Congreso. Ella va a necesitar abundante toma y daca, conversación y concertación previa. De otro modo, nos espera un escenario de confrontación y bloqueo de iniciativas.

Por otro lado, Ollanta Humala sigue generando la duda de cómo administrará un triunfo en segunda vuelta. ¿Optará por forzar al Congreso opositor a aprobar medidas como la introducción de acciones doradas, el impuesto a las sobreganancias o cosas por el estilo? O de repente optará por aprovechar su pretendido triunfo en segunda vuelta para apurar el tránsito a una Asamblea Constituyente que sólo ellos quieren. En ese sentido, podría optar por arrinconar más a los partidos “tradicionales” contra la supuesta voluntad popular. Luego de esto el camino de reformas radicales será más simple de ejecutar. En caso contrario, nos parece que el camino está lleno de problemas. Humala va a querer mostrar logros concretos en el corto plazo y no pareciera estar muy dispuesto a respetar los plazos, las formas o procedimientos establecidos.

Lo cierto es que el trasfondo real de esta elección es los partidos una vez más fallaron en lograr ser reconocidos como instrumentos capaces de cambiar la perspectiva de un amplio sector de la población que se siente engañada y frustrada. Una mayoría que no le importa arriesgar por lo nuevo, lo incierto. Una mayoría de la población que no termina entender que gana con o sin democracia. Una mayoría de peruanos que no lee la prensa y que le importa poco o nada la libertad de opinión. Ellos no sienten el miedo a un salto al vacío.

Publicado en El Comercio, Marzo 30 2006

Thursday, March 23, 2006

Topes a las tasas de interés

Si yo le ofreciera a usted que en vez de pagar 12 por ciento por su crédito hipotecario va a pagar 10 por ciento inmediatamente usted me preguntará donde firmamos. Obviamente todos nosotros quisiéramos que algo así nos pase. El problema es que eso no es lo que en realidad se nos ofrece. El equipo económico del candidato que va primero en las encuestas ha ofrecido ponerle topes a las tasas de interés. Parece lo mismo, pero no es lo mismo. Es decir, los topes a las tasas es la típica regulación de aquellos gobiernos que se preocupan frente a tasas de interés muy altas. Según su razonamiento, se necesita mano dura contra los “abusivos” y se debe obligar a que ninguna institución financiera pueda cobrar más de una cierta tasa fijada por el gobierno. En su lógica cualquier tasa más allá de esos límites o topes es usurera y no debe permitirse. Dicho esto en una plaza sin duda arranca aplausos rabiosos de la platea.

Lo que no se dice porque eso ya no trae aplausos es que en ese análisis no se toma en cuenta ni quien es el que está prestando ni quien es el que está tomando prestado. Para estos caballeros no importa si el que otorga el crédito es un banco, una caja municipal, una Edpyme o lo que fuera. Y tampoco importa si el que recibe el crédito es usted, yo, una empresa formal, informal, o lo que fuera. Es como si asumiéramos que todas estas entidades financieras y que todas las empresas o personas fueran iguales entre si. Pero usted y yo sabemos que eso no es así.

Mientras algunas entidades financieras obtienen sus recursos de manera más cara otras lo hacen de modo más económico. Mientras unas atienden a empresas mucho más riesgosas otras van por las más seguras. Insisto con algo que ya alguna vez dije. Nadie le está poniendo una pistola en la sien a estas empresas o personas que toman créditos aparentemente caros para nosotros. Puede ser que haya muchas personas que no entiendan que si toman un crédito a tasas de 50 por ciento anual más vale que tengan con qué pagarlo a tiempo porque la deuda crecerá exponencialmente si no se cancela. A veces pareciera que no se entiende que estas transacciones son voluntarias y por lo tanto mutuamente beneficiosas. La entidad financiera y la persona (o empresa) ambos corren el riesgo de las cosas no resulten. Al mismo tiempo, ambos apuestan por un resultado positivo.

Si se ponen topes a las tasas de interés la respuesta de todas las entidades financieras incluyendo a aquellas que hoy entregan el primer crédito de sus vidas a las microempresas será dejar de hacerlo. ¿Quién será el único que le ofrecerá crédito al dueño de esa bodega que quiere aumentar en 50 por ciento sus compras de arroz y azúcar cuando impongan los topes? Será un prestamista informal quien sin duda alguna le cobrará una tasa mayor al tope supuestamente impuesto por el gobierno que se preocupa por los pobres. En ese sentido, si los topes a las tasas de interés no terminarán limitando el costo de las deudas de los empresarios emergentes sino que estos topes serán un freno al desarrollo de una sana bancarización. A veces los gobiernos pecan de entusiastas y en el camino hacen más daño a los supuestos beneficiarios.

Publicado en El Comercio, Marzo 23, 2006

Wednesday, March 22, 2006

Explicando el Perú a los extranjeros

Mientras usted lee estas líneas yo estaré paseando por las calles del viejo San Juan de Puerto Rico. Además de conocer un poco la ciudad debo presentar en el congreso de latinoamericanistas un trabajo que hicimos con una colega de la Universidad del Pacífico sobre los obstáculos para elaborar políticas en el Perú. En dicho congreso un grupo de peruanistas discutirá al igual que usted y yo las últimas encuestas y los posibles escenarios. En ese trabajo nosotros tratamos de explicar las razones institucionales por las que nuestras políticas han tenido algunas características poco deseables como ser volátiles, arbitrarias y fácilmente reversibles. Es cierto que hay excepciones muy evidentes pero no podemos negar nuestro pasado.

En el trabajo discutimos primero cual es el rol de los actores involucrados en esto. Es decir, el Ejecutivo, Legislativo los partidos políticos, la sociedad civil y el poder judicial. Lo que encontramos es un Ejecutivo poderoso pero con varios sectores donde la burocracia está mal preparada. Un Poder Legislativo cuyo comportamiento depende mucho si es que hay o no una mayoría. Cuando no la hay la tensa relación con el Ejecutivo se expresa en una alta proporción de leyes observadas. Sin duda, el Legislativo muestra enormes carencias en su capacidad de formular políticas y una debilidad al no tener ningún mecanismo que evite que las propuestas de ley sean tan abundantes. Asimismo, encontramos partidos políticos débiles, incapaces de ser verdaderos interlocutores entre la ciudadanía y el gobierno.

Pero las características de los actores en realidad dependen de factores más institucionales como son las reglas electorales, la Constitución, y por supuesto de nuestra experiencia histórica y características de nuestra sociedad. Por ejemplo, la valla electoral reducirá el número de partidos en el Congreso y por lo tanto debería facilitar la negociación política en el Congreso.

Ahora que estamos próximos a elegir a un nuevo presidente resulta increíble como el Perú vuelve a estar dispuesto a apostar una vez más por un proyecto gestado por un partido inexistente hasta hace unos meses, por alguien que nunca tuvo ningún rol en la política peruana. ¿Cómo entender que los peruanos prefieren cambios bruscos en vez de cambios paulatinos? ¿Cómo comprender que preferirían que el Estado se meta más en las decisiones empresariales? ¿Cómo se puede explicar que el recuerdo de Velasco sea una imagen positiva para los electores, si a partir de dicho gobierno el Perú perdió su ruta de crecimiento? ¿Será acaso que la sensación de frustración con lo que el modelo económico les da a esta gran parte de la población domina sobre cualquiera de estos razonamientos?

Como ven frente a las preguntas de los extranjeros sobre cómo entender el Perú no tengo sino más preguntas que respuestas. Si alguien me ofrece alguna explicación convincente se las contaré la próxima semana, mientras tanto seguiré buscando respuestas en estas playas lejos del alboroto de las encuestas.

Publicado en El Comercio, Marzo 16, 2006

Friday, March 10, 2006

Crear empleo

Aun recuerdo cuando hace 20 años me ofrecieron mi primer empleo. La sensación fue inolvidable porque alguien creía que valía la pena usar su dinero por lo que yo podía ofrecer. Ese ofrecimiento venía de una necesidad genuina de que alguien hiciera bien una lista de tareas definidas y que pudiera colaborar en otra larga lista de tareas no definidas. Lo que está detrás de cada empleo es que hay alguien dispuesto a pagar de su plata por lo que uno puede ofrecer. Típicamente nuestra remuneración estará en función de cuánto podemos aportar a la compañía en la que uno trabaja. Obviamente también hay un elemento de responsabilidad que es tomado en cuenta a la hora de fijar dicha remuneración.

Esta semana y como parte de la campaña el electoral han resucitado el PAIT. Para aquellos que no reconocen estas siglas de inmediato me refiero al Programa de Apoyo al Ingreso Temporal que funcionó entre 1985 y 1990. Este programa se planteó como una salida temporal a un problema que en algunos casos no es temporal. Es decir, mucha gente no encuentra esa empresa dispuesta a contratarlo por un monto que nosotros estemos dispuestos a aceptar. Esta situación es una de las principales motivaciones para que una gran cantidad de peruanos opten por migrar y buscar esa empresa en otro país.

A mucha gente le parece pésimo esto y a mi no tanto. En un mundo verdaderamente globalizado las empresas que buscan nuestros servicios no tienen porqué limitarse a las que operan en el país en el que uno nació. Es más, uno debería tener la libertad (que hoy no existe) de buscar ese empleo que no encuentra en su país.

El problema de soluciones como la del PAIT es que se pretende “crear” empleo utilizando recursos públicos para eso. Para que no se vea como que el Estado está regalando plata se les pide a esas personas a que hagan algo aparentemente productivo. Ustedes recordarán las imágenes de filas de personas limpiando los bordes de las carreteras o construyendo pequeños caminos. Lo curioso de esto es que por alguna razón antes de la aparición de este programa ( PAIT) nadie estaba dispuesto a pagar por eso. ¿Por qué creen que pasaba eso? Porque la gente no es solidaria o porque para nadie era negocio.

¡Cómo les cuesta a nuestros políticos entender que el empleo que supuestamente se “crea” con fondos públicos es un mal negocio para los peruanos! Esos fondos se dejan de gastar en cosas más productivas. Esos fondos se obtienen poniendo impuestos tan altos que hacen más difícil mantener en la formalidad a una pequeña empresa. Esos fondos nunca serán suficientes para resolver significativamente el problema que intentan resolver. Es muy fácil que estos programas se conviertan en herramientas politizadas de acción social. Pasó con el PAIT del APRA y pasó con Fujimori y FONCODES. Aprendamos de nuestros errores. El gobierno debe buscar que las empresas creen empleo. Ese es empleo genuino, alguien dispuesto a pagar con su propia plata a alguien por realizar una tarea. Lo otro es un ejemplo más de la falsa solidaridad de la que hablaba la semana anterior.

Publicado en El Comercio, Marzo 9, 2006