Thursday, September 29, 2005

Pecado Original

Piensen en los distintos países en el mundo. Piensen en qué países consideramos “serios”. Déjenme ser más preciso. Piensen en cuales son los países en que ustedes estarían dispuestos a invertir. Ya estamos hablando de cosas más complicadas porque implica conocer o confiar en su forma de hacer negocios, en su manera de proteger a los inversionistas, entre un montón de otras detalles imprescindibles de conocer ante s de poner un centavo. De repente un paso intermedio es estar dispuestos a tener parte de nuestros ingresos, mejor dicho, de nuestro ahorro en activos de ese otro país. Claro si me dicen que voy a comprar acciones de Google o de Sony no dudo en poner mi plata. Otra cosa es si me ofrecen deuda soberana, es decir, deuda emitida por los gobiernos de los países. Ahí si que voy a empezar a preguntar hasta que se me seque la garganta.

Típicamente le es más fácil a un gobierno vender sus papeles de deuda localmente. No sólo que hay mucho mayor conocimiento de por medio sino que muchas veces el gobierno sencillamente cumple con pagar la prima por riesgo, es decir, una tasa de interés más alta, para que el mercado local esté dispuesto a comprar la deuda que está emitiendo. A veces, eso no basta y como en cualquier compromiso, éste es más fácil de creer si el plazo es más corto. Entonces en lugar de colocar deuda a plazos muy largos (10, 20 o inclusive 30 años) se colocan a plazos mucho más cortos. Todo sea para ser bien recibido en los mercados y no tener que pagar una tasa de interés demasiado alta. Pero a veces, ni eso basta. Entonces los gobiernos de países que típicamente recurrieron al fácil recurso de evaporar las deudas cuando se vieron en problemas en pagar sus obligaciones pasadas no les queda otra que expresar la deuda en una moneda más fuerte que la nacional. Por eso que mucha de la deuda de estos países es en dólares (o en euros) y relativamente de corto plazo.

Se imaginan ahora que uno de estos países pueda prestarse en moneda nacional en los mercados internacionales. Bueno, uno siempre podría decir que “si la tasa de interés es suficientemente alta.... me aguanto el riesgo”. El asunto es que hasta hace unos pocos años para la gran mayoría de los países de la región no había tasa suficientemente alta para conseguir colocar deuda en moneda nacional en los mercados externos. A esto se le llama en la literatura el pecado original. Digamos que la manzana en este caso fueron las irresponsables políticas fiscales y monetarias que siguieron estos países que han hecho imposible tener acceso a estos mercados.

La semana pasada, Brasil emitió deuda en reales a 10 años en los mercados internacionales, algo que ya había hecho antes Uruguay y Colombia. La importancia de Brasil es por el peso que tiene este país en los mercados financieros de deuda globales. ¿Debería el Perú seguir este camino? Claro que es más difícil que colocar deuda en soles nominales a 15 años como ya se ha hecho localmente. La enorme ventaja de esto es que si al Perú le va mal y el tipo de cambio se deprecia quien paga los platos rotos ya no es ni el gobierno ni el sector privado local sino los inversionistas afuera. Diversificar ese riesgo bien vale la pena el intento. ¿Se animará el MEF?

Publicado en El Comercio, Setiembre 29, 2005

Thursday, September 22, 2005

Un cebiche en París

Hoy Gastón Acurio empieza a entregar junto con El Comercio su colección de recetas. Gastón ha sido sin duda el más reciente difusor de la comida peruana en el mundo. El es consciente del impacto profundo que eso puede tener no sólo en la demanda por chefs peruanos en el mundo sino en particular en el impacto que eso traería en la demanda por camote, ají amarillo, rocoto, pescado fresco, limón, y cebollas. ¿A qué viene esta historia?

Se imaginan el impacto que tendría que en uno de cada diez restaurantes en Paris uno de cada diez comensales pida de entrada, una de cada diez veces, un cebiche peruano. Las fuerzas del mercado llevarían a que se siembre ají amarillo para la exportación, que se potencien zonas agrícolas, a que esfuerzos incipientes de industrialización de productos conexos tengan viabilidad de largo plazo. ¿Qué hace el Estado al respecto? Mejor que se limite a no estorbar.

Algunos analistas se preocupan de que algunas de nuestras exportaciones no tienen encadenamientos hacia atrás. Compleja palabreja. Dicen que, hoy como ayer, se promueve un modelo primario exportador en lugar de fomentar el desarrollo de un vigoroso mercado interno. La caricatura de esto es la exportación de mineral en bruto, sin siquiera sacudirle la tierra. En realidad eso no es así. Se están preocupando de que actividades como la minería no generan demasiadas actividades relacionadas. Esa afirmación es cuestionable por varias razones.

La primera y más obvia es que es un falso dilema el de exportar o desarrollar el mercado interno. El único sostén de un mercado interno desarrollado es que la gente tenga la capacidad de generar ingresos por lo que hace. Si no lo puede hacer por su cuenta es imposible que el gobierno sea quien le pare la olla de manera sostenida. Eso sencillamente no funciona. Curiosamente para que estos ingresos se hagan realidad se necesita que existan mercados por las cosas que uno produce, por los servicios que uno brinda. Si eso no pasa, sin duda estamos condenados al subdesarrollo. La trampa que hacen unos es decir que esa mayor demanda de cebiche y todo lo que eso trae consigo debe venir del mercado interno. ¡Que venga de donde quiera la demanda por saborear un cebiche! Si es un polaco sentado en un restaurante en París o un campesino de Ayacucho sean ambos bienvenidos. Una cosa no impide la otra.

En segundo lugar, y desde una mirada local habría que preguntarse: ¿a qué deberían dedicarse pueblos cercanos a las actuales minas? ¿Al turismo de aventura? El tener abundantes recursos minerales no puede ser visto como una maldición o bendición, sino como un hecho de la realidad. Eso nos fuerza a tener políticas que eviten que los gobiernos nos embarquen en excesos de gastos cada vez que hay un nuevo pero inevitable boom de precios. O que nos lleven a ajustes forzados en el gasto porque estos precios se derrumbaron. Nos llama a ser prudentes, previsores. Si nosotros no queremos serlo esa es nuestra maldición, no el que tengamos dichos recursos.

Publicado en El Comercio, Setiembre 22, 2005

Thursday, September 15, 2005

Tareas para todos

Cuando le pido a mi hijo menor que ordene sus juguetes, lo primero que me dice es “¿y tú cuál vas a ordenar?”. En efecto, no hay mejor forma de que otros hagan las cosas que involucrando a todos en una tarea común. Ahora que los partidos políticos más responsables están en plena preparación de sus planes de gobierno deberían dedicar una de sus reuniones a leer y discutir los resultados del Haciendo Negocios 2006 preparado por el Banco Mundial. Este trabajo busca identificar cuáles son las trabas que hace que las empresas no puedan desarrollar sus actividades más fácilmente. Dado que no hay ningún partido que no quisiera prometer trabajo para todos y ese trabajo típicamente lo generan las empresas creo que se cae de maduro que todos deberían apoyar estos esfuerzos ya sea que ganen o pierdan el próximo año.

En términos futbolísticos, Perú está a media tabla. Somos la economía número 71 de 155. Ni chicha ni limonada. Este puesto se calcula después de promediar una serie de características de nuestra economía. Como en todo promedio hay cosas más gratas y cosas más ingratas. Como de lo que aquí se trata es de identificar un grupo de tareas pendientes veamos las cosas ingratas primero.

En lo que peor estamos es respecto a la carga que significan los impuestos para las empresas. Estamos en el puesto 133 (de 155). Y a Perú le va mal –en esta comparación internacional- porque se le pide a las empresas pagar una larga lista de impuestos y porque la proporción de las utilidades que terminan en la SUNAT es mucho mayor al resto. Se cumple eso que pagamos impuestos como si estuviésemos en Suiza. Lo que se hace con la plata es otro asunto. ¿Quién compensa a las empresas que hoy utilizan sus recursos para que la SUNAT anuncie que está batiendo records de recaudación mes a mes? ¿O a eso también le vamos a llamar responsabilidad social de las empresas?

El siguiente punto en la agenda es nuestro puesto 114 en hacer respetar los contratos. Se necesitan hacer 35 procesos distintos y 381 días. En ambos casos estamos igual o mejor que América Latina. El problema es que en nuestro caso el costo de hacer valer el contrato nos cuesta casi 35 por ciento del valor de la deuda. Esto es 50 por ciento más que el promedio latinoamericano y el triple que en el caso de un país desarrollado. Lo que estos números implican es que la gente prefiere no aventurarse a hacer negocios con quien no conoce, o gasta en asegurarse frente a incumplimientos contractuales. En palabras sencillas el Poder Judicial no está cumpliendo con su tarea. Una de las cosas fundamentales en hacer empresa es poder encargar a otros lo que uno no es el más indicado. Pero para que eso tan básico funcione yo necesito tener un árbitro que haga su trabajo sin que yo tenga que invertir casi la mitad de lo que reclamo.

El tercer punto de la agenda mínima es reducir el costo de empezar una empresa... formal. A los peruanos que quieren hacer les toma 102 días y casi 9 mil dólares para cumplir con todas las licencias y permisos. Hay que tener paciencia y mucha plata. ¿Se dan cuenta que las tres cosas llevan a las empresas a la informalidad? ¿Se darán cuenta los partidos políticos que eso es algo que todos deberíamos ayudar para corregir?

Publicado en El Comercio, Setiembre 15, 2005

Thursday, September 08, 2005

Pensando en China

En el Perú los jueces discuten si la píldora del día siguiente la deberían libremente tomar o no las mujeres, los congresistas se preocupan por un alza de dos soles cincuenta en el balón de gas y el presidente Toledo inaugura el programa Juntos en Chuschi. Mientras tanto, China sigue creciendo a una tasa promedio de 9.5 por ciento...en los últimos 25 años.

Ayer en el BBVA se discutió la importancia de China en el mundo y en particular para el Perú. De repente una sola cifra basta para entender el peso que hoy tiene China. El año pasado China representó el 7 por ciento de todo el comercio mundial. Si con eso no le basta, les cuento que China superará en un par (o tal vez tres) de décadas a los EEUU. China será la primera economía en el mundo. Obviamente si es que las cosas les va tan bien como en los últimos 25 años.

Todo esto partiendo de una economía fundamentalmente rural y cerrada, sin ser una economía de mercado. Es decir, el precio de las cosas no está determinado por oferta y demanda sino por decisiones administrativas del gobierno. Se imaginan una economía donde la gente no puede migrar libremente, donde la mitad de los préstamos bancarios no se dan sobre la base de si hay un negocio rentable detrás que pueda repagarlo, donde solo pueden exportar o importar las compañías que han sido autorizadas a hacerlo. Una economía donde las empresas públicas son las únicas que pueden emitir bonos en el exterior y las acciones de las empresas que cotizan en bolsa que pueden comprar los extranjeros son distintas a las que compran los ciudadanos chinos.

Esa economía con un montón de mercados que aún no funcionan como una verdadera economía de mercado ha logrado que su PBI se multiplique por más de 10 desde el inicio de este proceso. Lo curioso es que históricamente China dejó de ser la primera economía en el mundo cuando optó en el siglo XVI por cerrarse al mundo. Es curioso que hoy su apuesta sea exactamente la opuesta y los resultados serán que China regresará a ser la primera potencia en el mundo, después de un intervalo de más de 400 años.

El Perú debería aprender la lección que a China le tardó 400 años aprender y apostar por un crecimiento liderado por las exportaciones y la inversión. Obviamente el Perú no es China y nosotros no podemos pensar en que la inversión extranjera será el principal motor de una economía de 1300 millones de personas. El Perú debe dejar su postura de pelear con China y empezar a pelear por China. Los estudios muestran que la economía peruana es más bien complementaria a la economía china. Deberíamos estar discutiendo que es lo que le vamos a ofrecer a los empresarios chinos que vengan a invertir al Perú, que es lo que le podemos vender a un mercado que apunta a convertirse sólo en el transcurso de una década en el principal importador del mundo.

A veces los peruanos creemos que el ombligo del mundo queda en Cuzco. Puede que así haya sido. Dentro de unos años sin ninguna duda se mudará a China.

Publicado en El Comercio, Setiembre 8, 2005

Saturday, September 03, 2005

Commencement speech by Steve Jobs at Stanford (recommended by FOZ)

Transcript of Commencement Speech at Stanford given by Steve Jobs
SlashDot ^ | 6/14/2005 | Steve Jobs

Posted on 06/14/2005 4:18:09 PM PDT by Swordmaker

Thank you. I'm honored to be with you today for your commencement from one of the finest universities in the world. Truth be told, I never graduated from college and this is the closest I've ever gotten to a college graduation.

Today I want to tell you three stories from my life. That's it. No big deal. Just three stories. The first story is about connecting the dots.

I dropped out of Reed College after the first six months but then stayed around as a drop-in for another eighteen months or so before I really quit. So why did I drop out? It started before I was born. My biological mother was a young, unwed graduate student, and she decided to put me up for adoption. She felt very strongly that I should be adopted by college graduates, so everything was all set for me to be adopted at birth by a lawyer and his wife, except that when I popped out, they decided at the last minute that they really wanted a girl. So my parents, who were on a waiting list, got a call in the middle of the night asking, "We've got an unexpected baby boy. Do you want him?" They said, "Of course." My biological mother found out later that my mother had never graduated from college and that my father had never graduated from high school. She refused to sign the final adoption papers. She only relented a few months later when my parents promised that I would go to college.

This was the start in my life. And seventeen years later, I did go to college, but I naïvely chose a college that was almost as expensive as Stanford, and all of my working-class parents' savings were being spent on my college tuition. After six months, I couldn't see the value in it. I had no idea what I wanted to do with my life, and no idea of how college was going to help me figure it out, and here I was, spending all the money my parents had saved their entire life. So I decided to drop out and trust that it would all work out OK. It was pretty scary at the time, but looking back, it was one of the best decisions I ever made. The minute I dropped out, I could stop taking the required classes that didn't interest me and begin dropping in on the ones that looked far more interesting.

It wasn't all romantic. I didn't have a dorm room, so I slept on the floor in friends' rooms. I returned Coke bottles for the five-cent deposits to buy food with, and I would walk the seven miles across town every Sunday night to get one good meal a week at the Hare Krishna temple. I loved it. And much of what I stumbled into by following my curiosity and intuition turned out to be priceless later on. Let me give you one example.

Reed College at that time offered perhaps the best calligraphy instruction in the country. Throughout the campus every poster, every label on every drawer was beautifully hand-calligraphed. Because I had dropped out and didn't have to take the normal classes, I decided to take a calligraphy class to learn how to do this. I learned about serif and sans-serif typefaces, about varying the amount of space between different letter combinations, about what makes great typography great. It was beautiful, historical, artistically subtle in a way that science can't capture, and I found it fascinating.

None of this had even a hope of any practical application in my life. But ten years later when we were designing the first Macintosh computer, it all came back to me, and we designed it all into the Mac. It was the first computer with beautiful typography. If I had never dropped in on that single course in college, the Mac would have never had multiple typefaces or proportionally spaced fonts, and since Windows just copied the Mac, it's likely that no personal computer would have them.

If I had never dropped out, I would have never dropped in on that calligraphy class and personals computers might not have the wonderful typography that they do.

Of course it was impossible to connect the dots looking forward when I was in college, but it was very, very clear looking backwards 10 years later. Again, you can't connect the dots looking forward. You can only connect them looking backwards, so you have to trust that the dots will somehow connect in your future. You have to trust in something--your gut, destiny, life, karma, whatever--because believing that the dots will connect down the road will give you the confidence to follow your heart, even when it leads you off the well-worn path, and that will make all the difference.

My second story is about love and loss. I was lucky. I found what I loved to do early in life. Woz and I started Apple in my parents' garage when I was twenty. We worked hard and in ten years, Apple had grown from just the two of us in a garage into a $2 billion company with over 4,000 employees. We'd just released our finest creation, the Macintosh, a year earlier, and I'd just turned thirty, and then I got fired. How can you get fired from a company you started? Well, as Apple grew, we hired someone who I thought was very talented to run the company with me, and for the first year or so, things went well. But then our visions of the future began to diverge, and eventually we had a falling out. When we did, our board of directors sided with him, and so at thirty, I was out, and very publicly out. What had been the focus of my entire adult life was gone, and it was devastating. I really didn't know what to do for a few months. I felt that I had let the previous generation of entrepreneurs down, that I had dropped the baton as it was being passed to me. I met with David Packard and Bob Noyce and tried to apologize for screwing up so badly. I was a very public failure and I even thought about running away from the Valley. But something slowly began to dawn on me. I still loved what I did. The turn of events at Apple had not changed that one bit. I'd been rejected but I was still in love. And so I decided to start over.

I didn't see it then, but it turned out that getting fired from Apple was the best thing that could have ever happened to me. The heaviness of being successful was replaced by the lightness of being a beginner again, less sure about everything. It freed me to enter one of the most creative periods in my life. During the next five years I started a company named NeXT, another company named Pixar and fell in love with an amazing woman who would become my wife. Pixar went on to create the world's first computer-animated feature film, "Toy Story," and is now the most successful animation studio in the world.

In a remarkable turn of events, Apple bought NeXT and I returned to Apple and the technology we developed at NeXT is at the heart of Apple's current renaissance, and Lorene and I have a wonderful family together.

I'm pretty sure none of this would have happened if I hadn't been fired from Apple. It was awful-tasting medicine but I guess the patient needed it. Sometimes life's going to hit you in the head with a brick. Don't lose faith. I'm convinced that the only thing that kept me going was that I loved what I did. You've got to find what you love, and that is as true for work as it is for your lovers. Your work is going to fill a large part of your life, and the only way to be truly satisfied is to do what you believe is great work, and the only way to do great work is to love what you do. If you haven't found it yet, keep looking, and don't settle. As with all matters of the heart, you'll know when you find it, and like any great relationship it just gets better and better as the years roll on. So keep looking. Don't settle.

My third story is about death. When I was 17 I read a quote that went something like "If you live each day as if it was your last, someday you'll most certainly be right." It made an impression on me, and since then, for the past 33 years, I have looked in the mirror every morning and asked myself, "If today were the last day of my life, would I want to do what I am about to do today?" And whenever the answer has been "no" for too many days in a row, I know I need to change something. Remembering that I'll be dead soon is the most important thing I've ever encountered to help me make the big choices in life, because almost everything--all external expectations, all pride, all fear of embarrassment or failure--these things just fall away in the face of death, leaving only what is truly important. Remembering that you are going to die is the best way I know to avoid the trap of thinking you have something to lose. You are already naked. There is no reason not to follow your heart.

About a year ago, I was diagnosed with cancer. I had a scan at 7:30 in the morning and it clearly showed a tumor on my pancreas. I didn't even know what a pancreas was. The doctors told me this was almost certainly a type of cancer that is incurable, and that I should expect to live no longer than three to six months. My doctor advised me to go home and get my affairs in order, which is doctors' code for "prepare to die." It means to try and tell your kids everything you thought you'd have the next ten years to tell them, in just a few months. It means to make sure that everything is buttoned up so that it will be as easy as possible for your family. It means to say your goodbyes.

I lived with that diagnosis all day. Later that evening I had a biopsy where they stuck an endoscope down my throat, through my stomach into my intestines, put a needle into my pancreas and got a few cells from the tumor. I was sedated but my wife, who was there, told me that when they viewed the cells under a microscope, the doctor started crying, because it turned out to be a very rare form of pancreatic cancer that is curable with surgery. I had the surgery and, thankfully, I am fine now.

This was the closest I've been to facing death, and I hope it's the closest I get for a few more decades. Having lived through it, I can now say this to you with a bit more certainty than when death was a useful but purely intellectual concept. No one wants to die, even people who want to go to Heaven don't want to die to get there, and yet, death is the destination we all share. No one has ever escaped it. And that is as it should be, because death is very likely the single best invention of life. It's life's change agent; it clears out the old to make way for the new. right now, the new is you. But someday, not too long from now, you will gradually become the old and be cleared away. Sorry to be so dramatic, but it's quite true. Your time is limited, so don't waste it living someone else's life. Don't be trapped by dogma, which is living with the results of other people's thinking. Don't let the noise of others' opinions drown out your own inner voice, heart and intuition. They somehow already know what you truly want to become. Everything else is secondary.

When I was young, there was an amazing publication called The Whole Earth Catalogue, which was one of the bibles of my generation. It was created by a fellow named Stuart Brand not far from here in Menlo Park, and he brought it to life with his poetic touch. This was in the late Sixties, before personal computers and desktop publishing, so it was all made with typewriters, scissors, and Polaroid cameras. it was sort of like Google in paperback form thirty-five years before Google came along. I was idealistic, overflowing with neat tools and great notions. Stuart and his team put out several issues of the The Whole Earth Catalogue, and then when it had run its course, they put out a final issue. It was the mid-Seventies and I was your age. On the back cover of their final issue was a photograph of an early morning country road, the kind you might find yourself hitchhiking on if you were so adventurous. Beneath were the words, "Stay hungry, stay foolish." It was their farewell message as they signed off. "Stay hungry, stay foolish." And I have always wished that for myself, and now, as you graduate to begin anew, I wish that for you. Stay hungry, stay foolish.

Thank you all, very much.

Thursday, September 01, 2005

Te lo dije

El gobierno acaba de publicar el Marco Macroeconómico Multianual revisado que comprende el período 2006-2008. La sorpresa -si cabe el término- es el anuncio oficial de parte del MEF que los dos de tres impuestos temporales serán más bien permanentes. Según el MEF, el ITF desaparecerá a fines del 2006 (cuando el gobierno sea otro) pero el Impuesto temporal a los Activos Netos y el aumento temporal del IGV de 18% a 19% serán permanentes. No voy a decir nada más que: te lo dije.

Frente a este anuncio uno tendría que preguntar porqué ciertas promesas si se cumplen y otras no tanto. En el juego de repartir los ingresos públicos hay algunos que se han beneficiado más que otros por distintas razones y circunstancias que ahora no me interesa discutir. Lo cierto es que los aumentos salariales –a cambio de nada- han sido y seguirán siendo financiados por estos impuestos que estoicamente seguiremos pagando, los que pagamos. Entre las primeras promesas del nuevo ministro está que los gastos no financieros sólo crecerán 2.8%, es decir, respetará lo que dice la Ley de Transparencia y Responsabilidad Fiscal.

Cuando doy clases sobre política fiscal en la universidad normalmente discutimos que una de las herramientas que los gobiernos suelen utilizar para atenuar el impacto del ciclo económico es justamente la política fiscal. La idea es que el gobierno reducirá los impuestos en momentos de recesión para que la capacidad de gasto agregado de la economía aumente. De manera simétrica el gobierno aumentará los impuestos cuando la economía esté acelerada. Eso es pura teoría, porque en este gobierno la presión tributaria viene en aumento. Es decir, los impuestos están creciendo incluso más que lo que la tasa de crecimiento de la economía. ¿Raro, no?

Algunos justifican esta decisión en el cajón de sastre de moda: las inagotables demandas sociales que deben ser atendidas. OK. Eso cuadra porque como lo vengo diciendo hace mucho este gobierno ha optado por recaudar porque tiene que gastar y gastar porque tiene que durar. En ese sentido la política fiscal ha sido eficaz.

La otra sorpresa, esta si positiva, que trae el MMM es que el nivel de deuda pública total sobre PBI finalmente se redujo gracias al arreglo con el Club de París. Después de años de recaudación record no habíamos logrado bajar este indicador casi nada pero el arreglo logró bajar este ratio de 45% a 39%. Esto es notable y saludable. Porque esto se ha hecho sin que hayamos sacrificado gastos corrientes (que siguen subiendo) para reducir el peso de la deuda.

Finalmente, el MEF sigue soñando con respecto al escenario externo pues no hay mayores baches en la tasa de crecimiento del PBI de aquí al 2008. Ojalá esto sea así. Lo cierto es que la teoría mandaría a ser más prudentes dada la proximidad de un escenario externo menos favorable. De repente están esperando otro “te lo dije” de aquí a unos meses.

Publicado en El Comercio, Setiembre 1, 2005